Compañerxs: compartimos con ustedes APUNTES PARA EL AULA, en esta oportunidad para abordar el 1ro de Mayo, "Día Internacional de lxs Trabajadorxs". Propuestas abordadas desde una mirada político-pedagógica para pensar el trabajo como derecho y dignidad de las personas.
“Dejemos el pesimismo para tiempos mejores” (*)
Las y los que formamos parte de la docencia de la Escuela Pública nucleados en la AMSAFE, lenta y pacientemente debatimos y comprendimos, a partir de nuestra pertenencia a un colectivo sindical que por mandato histórico se propuso defender el Derecho Social a la Educación y los derechos laborales, que somos definitivamente trabajadoras y trabajadores de la educación.
Justamente por esa identidad de clase, que finalmente logramos saldar en esta etapa de la historia sindical, también estamos obligados a comprender que el sujeto político del que nos sentimos parte, la clase trabajadora, es cada día más heterogénea.
Cabe decir que estos procesos de comprensión colectiva suceden en momentos en que la dinámica del capitalismo en fase neoliberal, según numerosos y variados estudios, han producido una distribución regresiva de la riqueza que hace que un 1% de la población mundial concentre la mayor parte del ingreso en detrimento del resto de la humanidad y el Planeta.
Y acá aparece la “otra” y el “otro” que puede dotar de sentido a nuestro día de la trabajadora y el trabajador. Esas y esos que están sufriendo momentos difíciles porque son parte de quienes por esta concentración, no llegan a fin de mes con su sueldo, o peor aún, no tienen ni siquiera un sueldo para empezar el mes.
Dentro de este marco, y aunque el pesimismo logre darnos una pátina de inteligencia que a algunos les encanta lucir, pero con la firme convicción militante, de que el optimismo es una proeza que necesitamos, es que me propongo nuevamente mirar hacia esa utopía que nos hace caminar.
Y emergen en la memoria quienes, de manera desordenada tal vez, tuvieron la saludable idea de empezar a reconstruir desde abajo con cooperativas, empresas recuperadas o, aunque sea con comedores y merenderos las esperanzas de trabajadores a los que le pusieron cartel de descarte.
Y aparecen los esfuerzos dignos y determinados de quienes educan, curan, construyen, cuidan, transportan, alimentan, investigan, comunican, atienden, solucionan, y no sé cuantas cosas más encontrando en cada trabajo su identidad de clase.
Estos hechos fácticos nos deben movilizar con la perspectiva de que la cosa puede cambiar, y puede cambiar porque, aunque veamos tanta pobreza, debemos aclarar que en la Argentina la torta no se achicó y que cada vez que en el pasado la torta estuvo mejor repartida, fue porque las organizaciones sindicales con más o menos aciertos lo hicieron posible.
Debe haber quienes se creen que las trabajadoras y los trabajadores de la Patria tenemos conquistas que cayeron del cielo. Que educamos un Pueblo entero, edificamos el País, construimos satélites y ganamos premios nobeles porque Dios es argentino o porque hubo viento de cola. Se olvidan q somos hijos y nietos de los héroes de Malvinas y de la resistencia a la dictadura, a la fusiladora, a la década Infame y al fraude patriótico. Si vamos más atrás, somos herederos también de quienes dieron las desiguales batallas en las guerras de la independencia, en las invasiones inglesas y en 500 años de saqueo imperial.
Por eso nos sobra esperanza, nos sobra fuerza, nos sobra valor y responsabilidad para hacer de este día, un verdadero día de festejo que nos merecemos
Si queremos trascender, tenemos que tener un proyecto y ese proyecto es la UNIDAD, pensar lo principal para despejar lo secundario, como lo hicimos tantas veces, como lo hicieron nuestros próceres.
Mañana, 2 de mayo, después de los festejos retomemos las tareas pendientes con convicción desde cada puesto de lucha, con la mirada en quienes mas sufren y viendo al compañero y a la compañera como partes de un mismo todo. Eso sí, que no se nos filtren las consignas de quienes nos han sojuzgado y hoy “con esos raros peinados nuevos” pretenden volver hacerlo. En defensa propia y por nuestro futuro, es tal vez el único otro, con el que no podemos conciliar.
(*) Eduardo Galeano.
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Prensa AMSAFE La Capital
