JORNADA DE FORMACIÓN “CÓMO APRENDER HISTORIA EN LOS MUSEOS” A CARGO DE GABRIEL MIREMONT

Jornada: Sábado 1° de octubre, de 9.30 a 18.00 hs. En el auditorio de AMSAFE PROVINCIAL (Rivadavia 3279)

Propósito: Capacitación teórica/participativa en la que se pretende que los participantes adquieran las herramientas y los conocimientos necesarios que les permitan pensar propuestas pedagógicas entre la Escuela y los Museos.

Gabriel Miremont. Nació en Buenos Aires en 1968, Museólogo, Dr. En Historia (USAL), Master en Museología (Universidad de Valladolid), Licenciado en Museología (Universidad del Museo Social Argentino) y técnico superior en Museología Histórica, egresado de la Escuela Nacional de Museología Argentina.

Diseñó y fue el primer director del Museo de Arqueología de Alta Montaña, Salta; Director del Museo de la Aduana, Buenos Aires y curador del Museo Evita. Profesor universitario de Museología y Museografía desde hace 20 años en la Universidad Nacional de San Antonio de Areco. Artista plástico, curador en acto, coleccionista crónico y cocinero aficionado.

Fundamentación:

A partir de los diversos cambios sociales, políticos, económicos y culturales que están teniendo lugar en estos tiempos y de su consecuente impacto en la sociedad, se hace necesario vincular el campo de la museología- instrumento de cambio social- y dichas transformaciones con el espacio que conforma la escuela.

La museología, como nexo entre el campo científico y la sociedad, pone el enfoque en la formación, la razón de ser y su rol social. Esto favorece el vínculo entre ciencia y sociedad ya que, si fuera excluyente, no podría mediar el contenido al resto de la comunidad ni ser compartido con ella. Sin embargo, la democracia cultural pone el enfoque en que todos los habitantes pueden acceder al contenido y al contacto con bienes culturales, como un objetivo primordial de esta disciplina en estos tiempos.

Como bien expresa Gabriel Miremont: “El museo es una institución al servicio de la sociedad, de la cual es parte inalienable y tiene en su esencia misma los elementos que le permiten participar en la formación de la conciencia de las comunidades a las cuales sirven y a través de esta conciencia pueden contribuir a llevar a la acción a dichas comunidades, proyectando su actividad en el ámbito histórico que debe rematar en la problemática actual: es decir, anulando el pasado con el presente y comprometiéndose con los cambios estructurales imperantes y provocando otros dentro de la realidad nacional respectiva”.

Dada esta función social, participativa y comunitaria de los museos como una herramienta educativa permanente, el territorio toma importancia ya no solo como un sujeto pasivo que contempla objetos y espacios, sino como un actor que interviene, participa, se apropia y transmite de esta manera su identidad.

“Hasta el hartazgo decimos que la museología ayuda a hablar a los objetos y yo diría que ayuda a las personas y a las instituciones a hablar utilizando los objetos (…). La museología puede dotar de voz hasta que griten consignas actuales desde el fondo de los tiempos, o enmudecernos llevándonos al terreno simplista de verlos como lindos, feos o raros”.

El museo se constituye así en un universo que genera diálogos y transmisión de ideas mediante la exposición del patrimonio, es decir, mediante los objetos que allí se muestran, que hablan y comunican de forma contundente lo que la sociedad quiere o no que se comunique. En este sentido, se pone al servicio de la sociedad y se relaciona estrechamente con ella y con la realidad política: “La realidad es que cuando decimos que el museo está al servicio de su sociedad, está inserto en su sociedad por ende el museo tiene una relación directa con la realidad política. Hay un planteo ideal de cómo debería ser la gestión cultural y después hay una cuestión real a nivel político, en la que interviene lo económico, cuánto una gestión quiere destinar a cultura, cuánto del presupuesto de cultura lo quiere destinar a los museos o a renovar/mejorar los museos, divulgarlos y buscar nuevo o más público, y cuánto quiere determinada gestión trascender”.

Por lo antes mencionado consideramos necesario generar encuentros que permitan reflexionar y construir nuevos sentidos en relación a un espacio que se ubica en nuestras ciudades, pueblos y regiones pero que no es aprovechado como espacio productivo y fructífero de conocimiento, cultura y de historia. Ante esto cobra relevancia la figura del docente como facilitador de estos bienes culturales, por lo tanto, es importante la formación permanente en esta disciplina que permite guardar memoria, proteger y divulgar esa memoria.

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